El elefante perdido de la falla del Pilar
Plantà de la falla de la Plaza del Pilar, 1970

Un buen circo se montó con la falla de la plaza del Pilar de 1970, y no sólo porque su tema era precisamente ese, sino porque dio un buen espectáculo antes de plantar al perderse ¡un elefante de 13 metros! Esta es la curiosa historia de esta falla.

Falla Plaza del Pilar, 1970, de Pepet (foto: Foto Fallas Álbum Bayarri, https://fotosfallasbayarri.wordpress.com/)
Falla Plaza del Pilar, 1970, de Pepet (foto: Foto Fallas Álbum Bayarri, https://fotosfallasbayarri.wordpress.com/).

La histórica plaza del Pilar fue el lugar donde, en 1970, plantó su primera falla en la sección especial el mítico artista José Pascual Ibáñez “Pepet”. Podía haber sido Na Jordana porque le buscó antes, pero en aquellos años esta comisión aún situaba su falla en la estrecha plaza ahora llamada de Pere Borrego Galindo, y el artista prefería más espacio para sus obras. Al día siguiente de rechazar este encargo, fue El Pilar quien se puso en contacto con él y tras una visita de falleros de esta comisión a su casa de Burriana, acepta el trabajo con ésta. Dos grandes del mundo fallero, el presidente de esta falla por aquel entonces Víctor Monzón, y el recordado artista fallero Juan Huerta, le animan a entrar en la sección especial de Valencia días más tarde. Tres años antes ya había debutado en la ciudad en Conserva-Berenguer Mallol, con una falla que le sirvió de examen para entrar en el Gremio de Artistas Falleros de Valencia.

1970 maqueta
Maqueta de la falla del Pilar de 1970 (foto cedida por Quino Puig).

Así pues, se plantea un proyecto con un presupuesto de 900.000 pesetas (5.409,11 euros de los de ahora) que llegó hasta el millón finalmente (6.010,12 euros)  que, creado entre “Pepet” y el dibujante Ángel Villena, llevó por lema Les coses del món, circ són y trataba los problemas del mundo a través de términos circenses. En la parte superior, un elefante representaba la vida porque a veces es muy pesada y tiene “narices”, encima del cual hay un payaso listo que se ríe del que hace equilibrios para vivir por culpa de las guerras. Debajo de él había una esfera terrestre con cara humana que sostenía una balanza donde pesaban más los ricos que los campesinos. También se veían otros desequilibrios, que eran las desigualdades raciales en Estados Unidos y las financieras con las letras protestadas. En una escena aparecían animales como el mono imitador, un pavo real presumido, el tigre sin escrúpulos y el pato del “meninfotismo”, todos ellos con música de circo. Un domador también hacía presencia, pero visto como alguien que somete a los débiles. Además aparecía la cabeza de Gargantúa como “tragaperras” y un ilusionista que sacaba huevos de una chistera, en lugar de un novio para una chica poco agraciada. Desde el punto de vista de la composición destacaba la espectacularidad del gran elefante, ya que a pesar de su gran tamaño se levantaba sobre sus dos patas traseras y con un payaso en la trompa, haciendo gala del riesgo que era un sello característico de “Pepet”.

Precisamente ese elefante fue el origen a una de las anécdotas más sorprendentes que se han dado en la plantà de una falla. A priori ya se suponía que las dimensiones de la figura (13 metros de largo) serían un problema para trasladarla desde el taller, en Burriana, hasta Valencia. Su tamaño impedía introducirla en un camión normal, así que visto lo complicado que era por tierra, se planteó incluso mar y aire. Por mar resultaba peligroso por las fuertes corrientes del Mediterráneo a la altura de Sagunto, y por aire (se llegó a hablar de un helicóptero) tampoco porque también suponía peligro. Finalmente, uno de los empresarios de grúas más ingeniosos de Valencia, Ricardo Cánoves Macián “El Pernales”, pensó en poner una plataforma con ruedas debajo de cada pata del elefante y remolcarlo con un Land Rover. La idea, como casi todas las de “El Pernales”, fue buena y el elefante salió en dirección Valencia sobre la una del mediodía.

Sin embargo, las horas pasaban y pasaban hasta hacerse de noche, y no llegaba a la plaza del Pilar. En 1970 no había teléfonos móviles, por lo que ni los falleros ni el artista podían averiguar qué había ocurrido para que algo tan grande se perdiera. Se preguntó a la guardia civil si se había dado algún accidente en el trayecto, pero la respuesta fue negativa. Ante la desesperación, el padre de la fallera mayor de la Plaza del Pilar y locutor del programa radiofónico La Voz de Levante, Eduardo Gil-Perotín, en la desesperación tuvo la idea de pedir ayuda por la radio para localizar aquel enorme elefante. Finalmente, hubo noticias de él.

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Plantà de la falla de la Plaza del Pilar, 1970 (foto cedida por Quino Puig).

El misterio se resolvió entrada la noche, cuando falleros y artista por fin localizan la figura. Lo que había pasado es que al ir a cruzar un paso a nivel en Puçol se quedó enganchada en la catenaria del tren, lo que bloqueó la carretera y provocó caravanas de vehículos de varios kilómetros. Gracias a una escalera prestada, se pudo soltar el elefante del cable y por fin pudo llegar a Valencia, eso sí, de madrugada, muchas horas más tarde de lo previsto. A partir de ahí la plantà transcurrió sin ningún incidente de importancia más y la falla se pudo terminar de montar. El estreno en la sección especial de “Pepet” no pudo ser más sonado, a pesar de no haber conseguido entrar en el pódium al conseguir un quinto premio.


PARA SABER MÁS:

PUIG SAFONT, QUINO (2016): “José Pascual Ibáñez ‘Pepet’, falles amb raons d’equilibri”. Burriana, Llibret de la Falla Barri d’Onda.

El Turista Fallero, 1970.