El artista fallero Juan Huerta Gasset (1925-2017) será recordado por obras tan señaladas como la “falla de la gratitud” de 1958 y sus tres primeros premios de la sección especial, pero también por haber sido el pionero en la construcción de ninots íntegramente de cartón. Fue uno de los artistas de la denominada Generación de Oro, de la cual también formaron parte Salvador Debón, Julián Puche y Vicente Luna, grupo de artistas puntero en los años cincuenta y sesenta del siglo XX.
Nacido en Valencia, estudió dibujo y modelado en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos y, ya siendo escultor profesional, se formó como artista fallero entrando en el taller del mítico Regino Mas en los años cuarenta. Con él desarrolló su talento para la caricatura realizando remates como los de las fallas del Mercado Central de 1952 y 1955, aunque ya desde 1950 empezó a firmar monumentos falleros por su cuenta, ya fuera solo o junto a otros artistas. Empezó así una carrera que, aunque no llegó a los veinte años ni a las treinta fallas, estuvo cargada de grandes éxitos con fallas en algunos casos aún recordadas. En una de ellas, la de Archiduque Carlos-Chiva de 1953 de lema La vida es un comercio, experimentó una gran innovación en la construcción de ninots al no realizar la cabeza y las manos de cera como era costumbre por entonces, construyendo la figura completamente con cartón. Tras los elogios recibidos por esta figura, volvió a repetir la técnica en la escena de los moros tranviarios falla de José Antonio-Duque de Calabria de 1955, y a partir de ahí todos los monumentos falleros posteriores. El resto de artistas adoptaron esta revolución en la construcción de fallas y se aplicó con asiduidad hasta los años noventa, en que la introducción del poliestireno expandido (conocido coloquialmente como “corcho blanco”) redujo su uso aunque a fecha de hoy no ha dejado de utilizarse.
A lo largo de los años que plantó fallas consiguió el indulto de tres ninots (“Parella d’indis” y “Prehistòrics” en 1956 y 1957, respectivamente, de José Antonio-Duque de Calabria, y “Família nombrosa” en 1961 de Ferroviaria), siendo el de 1957 el primero indultado realizado íntegramente en cartón. Por desgracia, el original se perdió en la riada; el que hay expuesto actualmente es una reproducción en poliéster obra de José Martínez Mollá. Además logró tres primeros premios en la sección especial (José Antonio-Duque de Calabria en 1957, Convento Jerusalén-Matemático Marzal en 1964 y Plaza del Pilar en 1966), sección en la que también plantó José Antonio-Duque de Calabria de 1956, Mercado Central de 1959, Ferroviaria de 1961, Russafa-Gran Vía de 1962, y Convento Jerusalén en 1963 y 1965; pero además, se encargó en 1958 de poner en la actual plaza del Ayuntamiento de Valencia (entonces denominada plaza del Caudillo) la falla en agradecimiento a las ayudas recibidas por la ciudad después de la riada de 1957. Otras comisiones que plantaron fallas de Huerta fueron Exposición, Cádiz-Dénia, Mercat de Russafa, Visitación-Orihuela, Barraca-Justo Vilar, Dr. Sumsi-Peris y Valero, Organista Plasencia, Botellas-Eixarchs-Poeta Querol, Santa Margarita-Trinitarios, Linterna-En Gil o Na Robella-Ángeles.
En 1966 dejó de ser artista fallero para empezar a trabajar en Lladró, donde le ofrecieron cobrar lo mismo que haciendo fallas pero con un horario de trabajo sólo por la mañana, según declaró en una entrevista en El Turista Fallero. No obstante, no se desconectó totalmente de las Fallas ya que fue jurado de la sección especial dos veces.
PARA SABER MÁS:
TEJERO, J. (2011) “Juan Huerta, la gracia de un excepcional escultor que se divertía haciendo fallas”, en El Turista Fallero nº 70.
DOMÍNGUEZ, M. (2017). “Las Fallas pierden al histórico Juan Huerta” en Levante-EMV del 22/12/2017.
VV.AA. (1990): Historia de las Fallas. València, Levante-EMV.