Paula Nieto Medina y su corte de honor se divirtieron en la Exaltación que se celebró ayer en el Palacio de Congresos de València, donde conocieron a una nueva amiga de peluche.
La de ayer fue una tarde dedicada íntegramente a la Exaltación de Paula Nieto desde bien pronto, ya que a las cuatro salía junto a su corte de honor, en coches antiguos, desde la plaza del Ayuntamiento hasta el Palacio de Congresos donde se celebró el acto, cuya hora de inicio eran las 17.30. Pero previamente se descubrió el color del espolín de su traje, que era el cuarzo ametrino, una tonalidad del morado.
La primera parte del acto estuvo a cargo de dos grupos de playback, los ganadores en el concurso infantil de Junta Central Fallera de esta especialidad en las modalidades A y B. Los niños de Obispo Amigó – Cuenca interpretaron “Pinotxo va a l’escola” y los de Acacias – Picayo, “Mamá, quiero ser… humano”.
Tras el descanso tuvieron lugar los actos protocolarios con la presencia del concejal de Cultura Festiva del Ayuntamiento de València, Carlos Galiana, y el alcalde, Joan Ribó. Fue el momento de la imposición de bandas y de la joia tanto a la corte de honor como a la fallera mayor infantil.
Posteriormente intervino la mantenedora, Ana Sospedra, con una intervención que hizo reír a las homenajeadas y contó con la originalidad de utilizar una marioneta. Comparó el vestido de valenciana con su traje de “superheroínas”, y que estaría bien que pudieran volar para ir a todos los actos. También comentó divertidas anécdotas de cada componente de la corte de honor, y de la fallera mayor infantil, que les hizo sonreír a todas. Su parte final fue un diálogo con Marieta, una marioneta que es fallera, donde cantó en valenciano la canción favorita de Paula Nieto (“Tacones rojos”) y de otras cuestiones relacionadas con las homenajeadas de la tarde.
Tras el desfile de canastillas, de nuevo recortado como pasó en la Exaltación de la fallera mayor de València, se disparó un castillo de fuegos artificiales a cargo de la pirotecnia Nadal-Martí, para posteriormente dirigirse las falleras mayores de València a la Basílica para realizar una ofrenda a la Virgen de los Desamparados.