Convento Jerusalén-Matemático Marzal estuvo de plantà ayer, aunque de árboles para compensar las emisiones de huella de carbono de esta comisión (que solo con la cremà de sus pedazo fallas, ya es un montón).
Falleros y falleras de Convento Jerusalén realizaron ayer la segunda “plantà” de pino mediterráneo en los bosques de Llíria, con el fin de compensar la huella de carbono que provoca su actividad, incluyendo la cremà de la falla. La zona, a la que han dado el nombre de “Bosque de Convento”, fue víctima de un incendio en 2012 que arrasó 23.000 hectáreas.
El objetivo de esta comisión de la sección especial era plantar un total de mil árboles, el cual está dentro de su proyecto “Convento más Verde”. En febrero de 2020 ya fueron 600 los ejemplares que plantaron, continuándose con el proceso ayer en una jornada donde estuvieron presentes la teniente de Alcalde de Llíria, Consuelo Morató, y el director de la Agencia Valenciana de Protección del Territorio y anteriormente alcalde de dicha población, Manuel Civera.
Con “Convento más Verde”, esta comisión pretende hacer la fiesta más sostenible y aumentar la concienciación frente al cambio climático. Para ello, Convento Jerusalén calculó en 2020 cuánto dióxido de carbono (CO2) emite durante el año, y registró la cantidad en la Oficina Española de Cambio Climático, siendo la primera organización festiva que lo hace. El proyecto ecológico también incluye divulgación, el reciclaje y otras iniciativas como quemar por primera vez una falla con hidrógeno verde. En esta línea, la falla que plantaron el pasado marzo con el lema 2030, trataba de concienciar al público de que hay que lograr los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas en el año 2030. El número de objetivos estuvo presente en la reforestación, pues se plantaron 17 pinos de mayor tamaño al resto. Casualmente, también han sido 17 las veces que Convento Jerusalén ha ganado el primer premio de sección especial.