Como Convento Jerusalén-Matemático Marzal no quemó su falla en marzo porque no la plantó, los árboles que plantó en Llíria previamente para compensar la emisión de CO2 de la combustión darán aire puro extra para todos (porque no tienen que compensar nada, se entiende).
El proyecto “Convento más verde” ha seguido en marcha, una vez superado el confinamiento, y a pesar de que no hay que compensar emisión de CO2 de la cremà porque este acto no se ha producido al cancelarse las Fallas. El pasado 5 de junio, Día del Medio Ambiente, una pequeña representación de la comisión visitó Llíria, concretamente el lugar donde plantaron los 535 pinos el pasado febrero, y comprobaron que el 95% está creciendo correctamente. Ese día se celebró un evento de reconocimiento a la naturaleza a cargo del Ayuntamiento de Llíria, quien ofreció un concierto de violinistas a los falleros y falleras que asistieron.
Esta comisión de la sección especial quería compensar sus emisiones de dióxido de carbono, tanto de la cremà de la falla como del resto de actividades, durante el ejercicio fallero. Tras la anulación de las Fallas, la plantación realizada producirá un excedente de limpieza de aire que se ofrece a la sociedad en general, compensando las emisiones contaminantes de 50 vehículos circulado todo un año.
La idea de “Convento más verde” es innovadora en el mundo de las Fallas, y pretende que la actividad de la comisión fallera sea inocua para el medio ambiente mediante la compensación de las emisión de CO2. Para ello, Convento de Jerusalén ha registrado su huella de carbono de 2016, 2017 y 2018 en la Oficina de Cambio Climático, y seguirá haciéndolo en ejercicios falleros sucesivos. Es la primera entidad festiva que obtiene el sello de dicho registro. Para llevar a la práctica la reducción de dióxido de carbono, los falleros y falleras de esta comisión se plantearon repoblar una zona de Llíria que se quemó en 2012, en un incendio que calcinó 23.000 hectáreas de las cuales 3.000 están en el término municipal de dicha población. La reforestación empezó en febrero, cuando se plantaron 535 árboles, y había otra antes de la cremà de otros 1.000, pero esta segunda se canceló por la emergencia sanitaria.
Para el año que viene está prevista una nueva plantación de mil árboles, lo que compensará de sobra el conjunto de emisiones que realice la comisión hasta el año 2021. Además, a los árboles se une el hecho de que toda la energía de los locales de la comisión es renovable, y los autobuses para los diferentes actos se han contratado del tipo híbrido-diésel.