Hace un siglo que existen artistas falleros como tales, pero aún no se ha enterado la clasificación nacional de profesiones. Solucionar esto, mejorar el sistema de acreditación profesional y el ciclo formativo son algunos de los temas tratados en la segunda jornada de “Les Falles, a La Nau”.
La segunda jornada de “Les Falles, a La Nau”, celebrada ayer jueves por la tarde en el edificio La Nau de la Universitat de València, estuvo dedicada al tema “La invisibilidad del artista fallero”, dentro del tema global de las charlas que era el reconocimiento social y profesional de dicha actividad. Esta vez, en la mesa se habló de circunstancias legales del ciclo formativo de artista fallero, del reconocimiento legal de este oficio, y de las dificultades que tienen las personas que quieren trabajar en él una vez completados los estudios. Para ello se reunieron representantes de la administración pública y del colectivo de artistas falleros, concretamente Manuel Gomicia, director general de formación profesional de la Conselleria de Educación; Inmaculada Villena, jefe de la sección de Acreditación de Competencias Profesionales de Labora (Servei Valencià d’Ocupació i Formació); María Jesús Giménez, licenciada en Bellas Artes y professora del ciclo superior de de artistas falleros, y Ximo Esteve, secretario general del Gremio de Artistes Falleros de València. La moderadora fue Mar Piquer, documentalista y miembro de la Associació d’Estudis Fallers, entidad organizadora de las charlas junto al Fòrum de Debats de la Universitat de València.
Se empezó hablando de la formación. Manuel Gomicia apuntó que para cualquier sector profesional es importante que tenga una relación de competencias y, si vienen de la formación, aún es mejor. Por ello, la creación del ciclo formativo de artistas falleros y escenografía en 2009, a propuesta del Gremio de Artistas Falleros para unificar todas las competencias profesionales, es importante para este colectivo.
Por otro lado, Ximo Esteve manifestó el problema de que actualmente se hayan incluidos legalmente en el epígrafe de carpinteros, algo que ha recurrido la Federació de Gremis d’Artistes Fallers i Foguerers. Esta discrepancia, y que las más de 300 empresas que forman el sector no tengan convenio colectivo propio, son razones para que vuelvan al régimen general donde estaban antiguamente. Esteve también se quejó de lo poco que se implica la Generalitat Valenciana con los artistas falleros.
Por su parte, María Jesús Giménez comentó que los estudios superiores han dado más visibilidad al trabajo de artista fallero, los cuales son únicos en el mundo. También dio datos como que de los titulados en el ciclo superior de artista fallero desde su creación, 10 han montado su propia empresa y un 25% tiene trabajos relacionados con la formación.
Inmaculada Villena explicó que los artistas falleros que no han cursado el ciclo formativo pero que quiera un reconocimiento oficial de su actividad, pueden acreditarse las competencias siempre que tengan tres años de experiencia dentro de los últimos diez. Hasta ahora ha habido dos convocatorias para esta acreditación, en 2013 y 2018, en las cuales se han acreditado 214 y 75 personas respectivamente. Los que consiguen este reconocimiento, si quieren cursar el ciclo sólo tienen que aprobar las asignaturas no incluidas en él. En este sentido, María Jesús Giménez lamentó que a muchas mujeres que han trabajado en talleres familiares se les ha denegado la acreditación por no poder demostrar la experiencia laboral.
Tras las intervenciones de la mesa empezó a hablar el público, entre el cual había antiguos alumnos del ciclo formativo que comentaron que hay que mejorar las prácticas de los titulados. En este sentido, Ximo Esteve pidió que asistieran a los talleres para formarse cuando tuvieran menos trabajo los artistas, dándose la solución de una formación semipresencial.
Posteriormente, Ximo Esteve explicó que le parece sorpendente que en la certificación profesional no incluya en el título las palabras “artista fallero”, cuando el ciclo formativo sí lo hace. Aprovechando la cuestión, Manuel Gomicia contó que para crear esos estudios no se encontró ninguna cualificación de artista fallero, por lo que se cogieron dos cualificaciones ya existentes y se completaron con asignaturas relacionadas con estos artistas. También le pareció que el título debería actualizarse, organizándose en cuatro módulos, dos sobre competencias que ya se imparten, y dos nuevos sobre competencias de artistas falleros.
En otra intervención de Ximo Esteve, éste reivindicó que su profesión estuviera incluida en el catálogo nacional y que en la cualificación figurara como arista fallero. También comentó que los titulados en el ciclo formativo son mano de obra que no puede absorber la demanda de fallas, ya que el número de comisiones falleras es casi fijo. Abogó por la figura del aprendiz, la cual volverá en breve dentro del ciclo, y las subvenciones para contratar estudiantes. Aquí, María Jesus Giménez apuntó que la falta de trabajo en el sector es de los propios artistas, en especial de los que hacen competencia desleal trabajando en negro.
Gormicia amplió este tema diciendo que cualquier formación debería complementarse con prácticas de aprendizaje en talleres, y que en el caso del ciclo de artistas falleros, habría la posibilidad de crear una FP dual que ampliara las 400 horas de formación en empresas hasta llegar a las 700. Esta FP dual se pondrá en marcha en el IES Benicalap el próximo curso.
Por último, en la ronde de intervenciones del público, el presidente de la Associació d’Estudis Fallers, Ricard Català, propuso que la Generalitat Valenciana organice un simposio para profundizar en todo lo que se ha hablado en el debate. También aclaró que el ciclo formativo de artista fallero, al ser superior, le da un estatus importante en el marco de los estudios superiores europeos. Por eso, el sector profesional ha de cuidarlo y los artistas deben ser tutores en prácticas.
Las intervencione de esta sesión y de la primera se pueden consultar en Twitter buscando la etiqueta #FallesNau, y se recopilarán en el próximo número de la Revista d’Estudis Fallers que saldrá a la calle el próximo marzo.