Ayer nos dejó Chicho Ibáñez Serrador, un revolucionario de la televisión en España y que, a pesar de ser de Montevideo, tenía un gran cariño por Valencia. Como muestra de ello, dedicó a las Fallas varios programas de su concurso “Un, dos, tres” y hasta fue mantenedor de una fallera mayor.
Chicho se despidió para siempre ayer a los 83 años, dejando un gran legado en el mundo cinematográfico y sobre todo en el televisivo, atreviéndose con el terror con series como Historias para no dormir (emitida desde 1966 hasta 1982), el primer programa sobre sexualidad (Hablemos de sexo, 1990) y con un concurso espectáculo que ya es historia de la televisión: el Un, dos, tres (emitido en diversas etapas entre 1972 a 2004). No hay que olvidar su faceta cinematográfica, en la cual sentó las bases de las actuales películas de suspense y de terror españolas con sólo dos cintas: ¿Quién puede matar a un niño? y La residencia.
Era sabido que el desaparecido director, realizador, productor, guionista, actor, etc., tenía cariño por Valencia. Una estima que provenía de su familia materna, ya que su abuela, la actriz Josefina Marí, era del Grao de Valencia. Su madre, Pepita Serrador, tiene dedicada una calle de Valencia cercana a la avenida de la Plata.
Como muestra de que tenía a menudo presente a la ciudad del turia, dedicó varios programas del Un, dos, tres a las Fallas entre 1973 y 1993, lo que supuso una gran promoción de la fiesta a nivel nacional dada la enorme audiencia del programa. En efecto, fue probablemente el programa más visto de la televisión española en toda su historia, llegado en los años noventa a superar el 60% de share (algo prácticamente imposible hoy en día por ningún programa). En esos programas dedicados a las Fallas solía invitar a comisiones falleras para que salieran en la subasta, en especial a la Falla Plaza Lope de Vega, la cual ha aparecido hasta en episodios no relacionados con la fiesta como el dedicado a Drácula del 16 de enero de 2003. En 1983 se invitó también a la fallera mayor de Valencia de entonces, Begoña de la Concepción. Por otra parte, en muchos de esos Un, dos, tres se plantaron fallas, que en realidad eran decorados normalmente sin parte trasera y que se quemaban figuradamente con efectos especiales.
Fuera del ámbito televisivo también estuvo relacionado con las Fallas, ya que fue mantenedor de la fallera mayor de 1970 de la Falla Plaza del Pilar, María Rosario Gil-Perotín. También lo fue de la fallera mayor infantil de Valencia de 1979, Encarna Díaz. Y fuera de la fiesta, Chicho Ibáñez Serrador también tuvo presente a Valencia en momentos importantes de su vida, ya que a su hija Josefina Agnes Ibáñez Nauta la bautizó en la parroquia de María Auxiliadora, en el colegio de los Salesianos de la Avenida de la Plata, el día en que se inauguró oficialmente la placa de la calle dedicada a su madre, Pepita Serrador.