Ramón Solaz se casi retira de artista fallero, ya que ha decidido hacer sólo una falla infantil este ejercicio. El mal negocio que supone ha hecho que lo reduzca a lo infinitesimal, o sea, que no es cero pero casi.
Uniéndose en cierta manera a la serie de artistas falleros que han abandonado la profesión, Ramón Solaz ha decidido reducir al mínimo su actividad en esta actividad y este ejercicio tan sólo realizará una falla infantil.
Según sus palabras publicadas en las redes sociales, la precariedad de la profesión le ha obligado a ello. Tras ocho años como artista plástico ha visto que “hacer una falla en las condiciones laborales actuales es un sacrificio”, y apunta como principales culpables a los propios artistas. En efecto, no ve sentido concienciar al público en campañas a favor del monumento fallero, cuando hay artistas que regalan su trabajo. No obstante, justifica esta postura porque muchas veces la contratación o no del artista depende exclusivamente del premio que se lleve, y para conseguirlo, claro, hay que poner mucho en la falla.
De todas manera, matiza que ha trabajado con comisiones que valoran el trabajo de los artistas, pero aún así la inestabilidad y la presión para asegurar encargos para el año siguiente incitan a regalar trabajo.
Así pues, concluye que esta situación es insostenible, y por ello ha decidido apartarse casi completamente de la actividad fallera. Sólo realizará una falla infantil este año y, quizás, plante su primera hoguera en 2020.
Por ello, he decidido apartarme y reducir mi actividad fallera. Este año solamente realizaré una falla infantil y, si surge, me gustaría plantar mi primera hoguera en 2020. De todas maneras, afirma que irá despacio en este tema, saboreando el momento, para intentar recuperar la ilusión.
Asimismo, quiere dar las gracias por su confianza a las cuatro comisiones que han confiado en él en las pasadas fiestas falleras: Falla San Vicente de Paúl-Diputada Clara Campoamor, Lope De Rueda-Verge del Puig, Avenida Campanar-Hipólito Rovira y Trinitat-Alboraia.
