La excesiva “burrocracia” del Ayuntamiento de Valencia agobia a las comisiones falleras, cuando éstas deberían tratar fundamentalmente con Junta Central Fallera. Es una de las ideas que se oyeron en el coloquio del Círculo de Opinión Bunyol d’Or i Brillants amb Fulles de Llorer.
La fiesta de las fallas avanza una mayor normativización y burocracia, lo cual cada vez las constriñe más. Es una de las conclusiones de la charla coloquio que el Círculo de Opinión ofreció ayer por la tarde en su local social, que bajo el título “Las pasadas fiestas falleras de 2018” reunió a Juan Francisco Solivares Lluch (de la Falla San Vicente-Periodista Azzati), Francisco Romero Taroncher (presidente de la Federación de Fallas de 1ªA y fallero de Telefónica), Antonio Ortuño Ricart (de la Falla Convento de Jerusalén-Matemático Marzal) y a Julio Torras Simó (de la Falla Arzobispo Olaechea-San Marcelino) como moderador.
Otro de los temas que se trataron fueron los desplazamientos de algunas fallas del centro por motivos de seguridad de la mascletà. Los dos falleros presentes pertenecientes a comisiones afectadas (Telefónica y San Vicente-Periodista Azzati) opinaron unánimemente que estas medidas tuvieron repercusiones económicas negativas, ya que algunos anunciantes se retiraron al modificarse el lugar de la plantà, y además, al separarse la falla de la zona de actividades, tuvieron que contratar vigilancia doble, con lo que disminuyeron los ingresos y aumentaron los gastos. En cualquier caso, también consideraron que la seguridad es lo principal en estos casos, pero dejaron claro también que las medidas del Ayuntamiento no fueron muy útiles porque aunque había vías de salida libres, la gente formaba tapones en lugares como la entrada del metro de Xàtiva.
Un asunto que no podía faltar en el balance fallero es el de los jurados, tema del que se habló desde dos puntos de vista: del miembro del jurado y de la comisión. La economía de las comisiones también se habló, en concreto del agotamiento de las fuentes de fondos tradicionales (cuotas y lotería) y la necesidad de patrocinadores. En este sentido, se expuso la conveniencia de un estudio económico serio de la comisión fallera para conocer a ciencia cierta cuántos visitantes y cuánta repercusión económica tiene, porque las grandes empresas es en lo que se fijan para dar el dinero. También haría falta, según la mesa, más promoción de la fiesta porque las Fallas no son tan conocidas fuera de Valencia como creemos, lo que repercute en las empresas que no quieren invertir en algo que desconocen.
Otras ideas para mejorar las Fallas fueron la conversión de las comisiones falleras en fundaciones, lo que supondría que las donaciones a las mismas tendrían ventajas fiscales, y la necesidad de unirse los falleros e incluso los sectores económicos asociados a la fiesta (indumentaristas, artistas, peluquerías, etc.) para hacer fuerza frente a la administración pública.