Miles de personas de toda la Humanidad han empezado a asaltar talleres de artistas falleros e incluso casales de comisiones, diciendo que “como las Fallas son ya Patrimonio de la Humanidad, es mío”.
La deseada declaración de la UNESCO proclamando las Fallas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad ha tenido una desagradable consecuencia: que habitantes de todo el mundo han tomado literalmente la fiesta como suya, y quieren adueñarse de todo lo que tiene que ver con ella porque se creen en pleno derecho.
En efecto, desde que la noticia ha corrido por el mundo, los talleres de varios artistas falleros han sufrido intentos de robo de personas venidas de todo el mundo. Entran por la puerta, cogen un ninot sin decir nada al artista y se lo llevan directamente, aunque en la mayoría de los casos se ha conseguido detener al ladrón y quitarle lo que habían cogido; su excusa para hacerlo siempre es la misma: “Como las Fallas son Patrimonio de la Humanidad, y yo soy de la Humanidad, esto es mío”. En varios talleres han tenido que poner vigilancia en la entrada para evitar estas extrañas conductas.
Pero además, diversas comisiones falleras de toda la Comunidad Valenciana han sufrido robos de objetos de su casal. En las redes sociales ya se han visto fotos de gente de todo el mundo presumiendo de tener, por ejemplo, el cuadro de una fallera mayor en la terraza de un apartamento de Nueva York, el estandarte de una comisión haciendo de espantapájaros en un huerto de Tailandia, o un bote de tramussos en la habitación de un estudiante húngaro. La situación se ha vuelto tan complicada que el concejal de cultura festiva del Ayuntamiento de Valencia, Pere Fuset, se ha llegado a plantear solicitar a a la UNESCO el cambio de la declaración “Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad” por “Matrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad” porque como todo el mundo sabe, si te metes en medio de un matrimonio te cae algún tortazo.