Ni un solo saco de arena hace falta en la plantà de la falla del Burning Man, más que nada porque Miguel Arráiz y David Moreno la están montando en pleno desierto de Nevada, y allí hay arena para aburrir, claro. Y aguantando tifón y marea, el trabajo va viento en popa… con paella incluida para coger fuerzas.
Ni el calor asfixiante, ni los tifones ni los bichos del desierto pueden con el equipo que está construyendo la falla que este año formará parte del Burning Man, un festival de arte al aire libre que tiene lugar en el desierto de Nevada (Estados Unidos) y que es uno de los más importantes del mundo en su género. El proyecto Renaissance (o Renaixement en valenciano) de Miguel Arráiz y David Moreno, becado por la organización y con ayuda financiera del Ayuntamiento de Valencia, va tomando forma gracias a un equipo de unas 20 personas que se han pagado su viaje a Estados Unidos desde Valencia para vivir esta experiencia histórica para la fiesta fallera. Antes de esto, más de 300 voluntarios y el Gremio Artesano de Artistas Falleros pusieron su granito de arena para construir las piezas que ahora están en Estados Unidos.
La falla, construida en Torrent y Valencia, llegó a la “playa” (como llaman al lugar donde se instala efímeramente el festival del Burning Man) el pasado 19 de agosto, siendo los valencianos unos de los primeros equipos que hicieron su aparición por el lugar. Para David Moreno fue una gran emoción recibir el camión con el contenedor con las piezas, según cuenta él en las redes sociales por lo mucho que estaba costando llevar a la práctica el proyecto y porque la gente le preguntaba allí por Valencia y por las Fallas. A partir de ese momento empezó el trabajo duro, con sesiones desde primerísima hora de la mañana (el equipo se levanta a las seis) hasta las once, cuando el calor se hace insoportable, siguiendo por la tarde hasta las las siete. Y como suele pasar en el lugar de origen de las Fallas, siempre tiene que haber inclemencias meteorológicas que la compliquen, pero en este caso no ha sido lluvia sino tormentas de arena y hasta un tifón que ha puesto a prueba la estructura de la construcción. Calculada para aguantar vientos de hasta 160 km/h, con sólo dos paredes levantadas ha conseguido superar la prueba.
Pero no hay que olvidar que el Burning Man, como las Fallas, es una fiesta y también hay lugar para los momentos de diversión. Reuniones con otros equipos que montan sus esculturas y hasta una paella en pleno desierto hacen el trabajo de la plantà más agradable al equipo, que tiene que tener acabado su trabajo mañana, cuando empieza el festival oficialmente. Hasta el 5 de siempre, la falla estará expuesta en el desierto, para posteriormente, en principio, volverla a desmontar y enviar a Valencia para quemarla.
Renaissance es un resultado del intercambio cultural entre el Burning Man y las Fallas, celebraciones con muchos puntos en común (en ambos se queman esculturas, por ejemplo). El interés de los organizadores del primero por la fiesta valenciana es tal que están grabando un documental sobre ella, en el cual aportarán material que grabaron durante su visita a Valencia el pasado marzo. De este vídeo, que supodrá una promoción de las Fallas a nivel internacional, ya han puesto a circular una muestra.