Halloween y las Fallas pueden tener algo en común

Son muchas las comisiones falleras que celebran hoy Halloween, y también son muchos que se quejan de lo poco valenciana que es esta fiesta. Pero, ¿sabías que las Fallas y Halloween pueden tener orígenes similares, en tiempos donde no había aún ni calabazas ni ninots?

Zombi en la Exposición del Ninot 2014

Desde hace algunas décadas, no muchas, la fiesta de Halloween se ha popularizado en España y, como no podía ser de otra manera por sus ganas de pasarlo bien, las comisiones falleras la han adoptado para añadir un acto festivo más al ejercicio. Este hecho, considerado por muchas personas como invasión cultural de costumbres anglosajonas, puede que no lo sea tanto si se tiene en cuenta que en realidad, esta costumbre procede de rituales de cambio de estación, como posiblemente también las Fallas, y que además se celebra en España desde hace más tiempo que en Estados Unidos, de donde ha venido la versión del Halloween que se ha extendido por nuestro país.

En efecto, como muchas otras fiestas actualmente religiosas (incluyendo San José y San Juan), el Halloween, palabra que en realidad es una contracción de All Hallows’ Eve (“Víspera de Todos los Santos”), procede de una vieja tradición secular celta llamada Samhain o Samain en la que se celebraba el final de la época de las cosechas y el buen tiempo y la llegada del frío y de la oscuridad. Como creían que los días oscuros atraerían a los espíritus de los muertos, tanto los buenos como los malos que querrían llevarse el alma de los vivos, los druidas aconsejaban disfrazarse de espíritu para engañar a estos últimos y hacerles ofrendas. Esta tradición, que llegó a España a través de las tribus celtas y que se expandió por la Península Ibérica con los celtíberos, la intentó absorber el Cristianismo en el siglo VIII con el traslado del Día de Todos los Santos al 1 de noviembre (antes se celebraba el 13 de mayo) realizada por el papa Gregorio III; no obstante, no siempre se sustituyó la costumbre celta por la cristiana, mezclándose ambas en muchos casos. Así pues, la víspera de Todos los Santos se celebraba y llamaba de una manera en cada lugar, aunque lo común en todos era reunirse y disfrazarse; las calabazas vinieron muchos siglos después, cuando los estadounidenses adaptaron esta costumbre que les vino de los inmigrantes irlandeses.

Como se ve, el Samhain fue una de tantas costumbres paganas ancestrales que hizo propia el Cristianismo al ver que no podían suprimir, como también fue el caso de las fiestas del equinoccio de primavera, que celebraban el final del mal tiempo y la llegada del bueno y que se asociaron a San José (19 de marzo). Precisamente una de las teorías sobre el origen de las Fallas afirma que su origen es muy antiguo y que procede de esta vieja costumbre de Europa y África, y que trajeron también los celtas a España. En este caso, la celebración consistía en quemar una hoguera que simbolizaba la alegría por la llegada del buen tiempo, así como para desear prosperidad y felicidad a la tierra y a los dioses, a la vez que se intentaba alejar a los malos espíritus. Con el tiempo, esta costumbre añadiría un muñeco y después varios que se quemarían con intenciones censoras, derivándose a las actuales fallas con el paso de los siglos. No obstante, algunos autores creen que los carpinteros adoptaron el ritual de la fiesta de primavera y comenzaron a realizar hogueras en San José; en cualquier caso, las tres teorías clásicas sobre el origen de las Fallas parece que mantienen algún tipo de relación.