La fiesta fallera está bien… o mal, según como se mire, y respecto al Ayuntamiento de Valencia hay servilismo… o no, según quien lo mire. Son algunas de las conclusiones (o no conclusiones) de la Taula dels Serrans, en una noche en que la ADEF recibió el premio Pany de Serrans.
Mientras muchos dicen que la situación actual de las Fallas no está nada bien, otros piensan que no es así desde ciertos puntos de vista como el social. Es una de las ideas que se pueden deducir del coloquio que se vivió anoche en la Taula dels Serrans, organizada como siempre por la Falla Serrans-Plaça dels Furs a pie de las torres que dan nombre a esta comisión. La burocracia municipal ha obligado a que esta edición se celebrara excepcionalmente en septiembre, cuando la cita es habitualmente a mediados de julio.
Previamente al debate se ofreció una cena a base de arroz al horno, con coca y horchata como postre. Después se entregó el premio Pany de Serrans a la Associació d’Estudis Fallers (ADEF) con motivo de sus 25 años de existencia, galardón que recogió su presidente, Jesús Peris. Una representación de más de 10 componentes de esta organización estuvo presente en el acto.
Posteriormente se inició el debate sobre el tema propuesto, la situación actual de la fiesta de las Fallas. El moderador -aunque él no quiso calificarse con esta palabra- Julio Fontán lo inició con una introducción donde comentó que el nuevo gobierno municipal tiene pensados una serie de cambios en las Fallas, algunos de los cuales ya se han realizado. La primera en intervenir fue la presidenta de la comisión, quien opinó que la fiesta no cree que esté en una mala situación, idea que compartía Jesús Peris matizando que la sociabilidad de la misma goza de muy buena salud. No obstante, hubo también presentes que manifestaron pensar lo contrario, como Ferrán Gil que considera que las autoridades tienen poca sensibilidad con las Fallas.
Justamente la relación entre los falleros y el poder municipal marcó buena parte del coloquio. La presidenta de la falla comentó que el nuevo ayuntamiento se percibe más cercano que el gobernado por el PP, como demostró la presencia del secretario general de Junta Central Fallera, José Martínez Tormo, en ese mismo lugar. Peris comentó que celebrar las asambleas de presidentes en el hemiciclo municipal, donde el presidente de Junta Central Fallera ocupa el lugar de la alcaldía, es una representación del poder municipal sobre las Fallas y que debería cambiarse de lugar, y en un futuro, crear una federación de fallas para autogestionarse ellas mismas. En este sentido se alabó el valor de Pere Fuset, actual concejal de Cultura Festiva, de plantear este tema (que lógicamente le restaría poder sober la fiesta) en su mandato. Ahora bien, Rafa Ferrando creía que era un buen sitio, pues servía para fiscalizar al Ayuntamiento y además no era coherente abrir el balcón del edificio municipal a la gente y sacar a los falleros del hemiciclo.
Por otro lado, una palabra que se oyó mucho en la charla fue “clientelismo”. Se habló de que las subvenciones al monumento (que Julio Fontán cree que nunca han existido realmente, ya que la subvención sólo toma el precio de la falla como un parámetro para calcularse sin necesariamente destinarse a la misma), en el sentido de que este dinero que da el Ayuntamiento de Valencia sirve para tener a su merced a los falleros. Un antiguo componente del consejo rector de Junta Central Fallera opinaba que ese clientelismo no existe, al igual que Julián Carabantes, quien recordó que los espectáculos se contrataban a una empresa que era de alguien de Compromís aun siendo el gobierno del PP. Incluso hubo algún interviniente que prefería que se suprimieran las subvenciones y que el Ayuntamiento sólo se dedicara a gastos tan grandes de las fiestas que las comisiones no pudieran asumir, como los actos centrales.
La necesidad de cambio en la reglamentación fallera hizo que en general, las personas que intervinieron estuvieran a favor de un Congreso Fallero que reformara el reglamento en vigor. La nota discordante la puso Rafa Ferrando, quien prefería buscar un sistema para no tener que convocar un congreso cada vez que haya que cambiar algo.
Por último se comentó la relación entre las fallas y los vecinos, que se piensa que ha mejorado aunque siempre hay alguno que causa problemas a las comisiones. De rebote también se habló de la falta de coordinación entre las comisiones y el ayuntamiento, ya que se han dado varios casos de obras en la calle que han situado elementos en los lugares donde se plantan las fallas, por ejemplo, estaciones de Valenbisi o árboles cercanos. En este sentido, Josep Lluís Marín aclaró que ya se está trabajando para solucionar estos conflictos entre las reformas urbanas y los falleros.